Las detenciones extrajudiciales se suceden a finales de enero de 1974. Estoy condenado a nueve mil cuatrocientos días de cárcel, son tiempos de guerra y corro desnudo en las paredes, semejante a la araña que anida en mis arrugas, desnuda araña que palpa mi esternón amor atado con la lengua cortada, sin ojos, con la planta de los pies arrancada dejo mis huellas en las costillas del poema, acusado de conspiración, motín y disparo en letra de fuego, atrincherado en mi telaraña escribo sobre mi costra sangrante, en la urticaria de los segundos, que me sacudo con las vértebras rotas.