El museo resguarda una veintena de ídolos de tradición ñuiñelos ídolos, encontrados en las excavaciones para construir la escuela primaria Adolfo López Mateos. Con el hallazgo hubo una deliberación en el pueblo, pues se le consideró "un milagro". Los principales acordaron, en consonancia con la religión y cosmovisión de los grupos étnicos de la región, que los ídolos fueran llevados a la iglesia, ya que, en tanto entidades sagradas, comparten y disputan atributos con las cristianas. Los ídolos permanecieron ahí un buen tiempo, recibiendo ofrendas de velas y flores. En 1990 En, cuando el arqueólogo Felipe Rodríguez B. dirigía el Centro INAH Guerrero, la comunidad solicitó asesoría para la creación de un museo comunitario, para lo cual se habilitó un local de sus viveros, donde albergaron a los llamados San Marquitos.

Por motivo del robo de 26 piezas (de las 106 piezas con las que cuenta el museo), que fueron regresadas después, se construyó un nuevo lugar inaugurado el 18 de diciembre de 1997, en donde los ídolos son objeto de culto de acuerdo con los rituales agrícolas de la región, es decir, las prácticas ancestrales de los nahuas de San Nicolás Zoyatlán persisten en su museo comunitario, donde los San Marquitos no son meros objetos arqueológicos, sino la viva representación de sus principales deidades agrícolas, cuyo culto forma parte de sus prácticas religiosas.

18 de diciembre de 1997