Alfarería y cerámica
Barro natural con engobes

Cántaros u ollules, que utilizan para beber agua en el campo, cazuelas, floreros, tinajas, candelabros, utensilios de cocina, molcajetes, alcancías, copaleros, juguetes de barro cocido, ocarinas para llamar a los niños en los días de Todos los Santos y una variedad de ollas, entre las cuales se encuentran los popochcometls y los chichapales, que sirven para acarrear agua.

Barro y arenas extraídos de los terrenos comunales de La Mina. Óxido de hierro como engobe para la decoración.
Leña para el quemado.

Una vez obtenido el barro adecuado se procede a su manufactura, y como no se trabaja con moldes puede ser muy laboriosa. Las artesanas suelen pasar varias horas sentadas trabajando una sola pieza, platicando en náhuatl con sus compañeras, muchas veces rodeadas de puercos, guajolotes y otros animales. Normalmente, el marido las ayuda a trasladar la leña y a meter las piezas en el horno para someterlas al fuego con el objeto de cocerlas y obtener resistencia.

Se seca el barro y posteriormente se bate en una tina, cuela y amasa, lo que puede llevar hasta una semana.
Las piezas se forman sin la ayuda de moldes o tornos, utilizando un pedazo de barro roto para alisarlas por dentro y por fuera.
Se queman a ras de suelo colocando la leña alrededor de los objetos.

La mayoría de la producción ritual la venden durante las festividades de Xantolo o Muertos, Navidad, La Santa Cruz y Semana Santa, fecha en la que llevaban cántaros con agua al atrio de la iglesia, para la bendición anual.

La venta tradicional ha sido los días de plaza en Huejutla, el centro político y económico de la región. La introducción de agua potable ha disminuido drásticamente la demanda de cántaros.

La deforestación de la zona ha dificultado a las alfareras conseguir la leña requerida para la quema.

Premios en concursos estatales y algunos en el Premio Nacional de la Cerámica de Tlaquepaque.

A través de proyectos de desarrollo artesanal en el sexenio 2000-2006 el Gobierno del Estado de Hidalgo, a través de Hidarte, llegó a inducir cambios de formas, creando juegos de botaneros, salseras y alcancías.

Espejel, Carlos, Cerámica popular mexicana, Blume/Museo Nacional de Artes e Industrias Populares, Barcelona-México, 1975, p. 197.