Lacas y maque
Maque

Bateas, charolas, arcones, biombos, cajas, frutas, máscaras, guajes con tapa y guajes recortados en forma de canasta.

Se requieren dos tipos de tierras, una base caliza y la otra base cuarzo. Asimismo, cera como el axe, extraído de un insecto y/o aceites naturales de la semilla de la chía y del chicalote. Madera y guajes de diferentes tamaños son los materiales sobre los que se aplica el maque. Pigmentos naturales e industriales para la decoración.

Algodón: utilizado para alisar el maque, conocido como bruñidor. Punzón de acero: utilizado para delinear los diseños. Navaja: herramienta para vaciar las áreas que llevarán otro color de maque. Pinceles: para agregar elementos decorativos.

La aplicación de la primera capa que cubre la pieza se realiza con la grasa del axe, la segunda es cubrirla con dolomía, que se obtiene mezclando la tierra de cuarzo finamente molida y la tierra caliza. También se prepara una sisa, combinando aje, aceite de chía, chicalote o linaza para una tercera capa. El procedimiento se puede repetir varias veces. El pigmento de color se agrega a la dolomía creando una base.
Se delinea el dibujo sobre la superficie maqueada, se recorta siguiendo el diseño, exponiendo el fondo de la madera o guaje, para luego embutir o incrustar un nuevo color, aplicando la misma técnica del maque. Esto se realiza para cada parte del diseño y color que se aplica. Con un pincel se agregan algunos elementos de sombras y decoración.

La técnica del maque embutido es de origen prehispánico, han sido encontrados fragmentos y los arqueólogos le llaman cloissoné o pseudo-cloissoné. El petamuti o guaje maqueado, engastado con piedras semi-preciosas que usaba el sacerdote, entre los purépechas era un símbolo de poder.

La venta es dificil, pues los precios son altos debido a que es una de las técnicas más laboriosas de México por la cantidad de materiales y pasos que se utilizan en su creación.

El axe se encuentra en riesgo en Huetamo, Michoacán, por la sustitución de zonas arboladas por potreros.

El maque es reconocido por ser el proceso de laca más complicado.

Entre los años cincuenta y sesenta del siglo XX, en las zonas aledañas a Uruapan, comenzó una escasez de los materiales utilizados originalmente debido a los cambios de uso en las tierras. Esto provocó una sustitución de materiales en Uruapan, ocasionando que un proceso ya laborioso, fuera aún más complicado. Por medio de un proyecto de intercambio de técnicas y materiales en 1993-1994 entre artesanos de Guerrero, Michoacán y Chiapas se recuperó el acceso a los materiales y técnicas tradicionales, destacando los pigmentos naturales para el color ladrillo, el añil para el azul, la grana cochinilla para los rojos y rosados y la flor de pericon para el amarillo.

La elaboración de las lacas y maque es una de las más laboriosas de México por la cantidad de materiales y pasos que se utilizan en su creación.