Este escultor se caracteriza por un espíritu nómada que lo ha mantenido viajando durante muchos años. Aunque nació en Veracruz en 1947, radicó durante muchos años en Pachuca, ciudad en la que establece un taller que a partir de la segunda mitad de los ochenta comienza a producir sus mejores frutos. El crítico cubano Juan Antonio Molina expone que: “la obra de José Bazán posee una doble cualidad: por un lado el rigor técnico, resultado de una formación académica y un total dominio de los medios con que trabaja; por otra parte, el apego a una estética de origen vanguardista que cambió el paradigma escultórico e introdujo las técnicas del ensamblaje, el uso de materiales “innobles”, la creación de formas abstractas, la libertad en el juego de volúmenes y espacios, junto con la proyección de líneas ilusorias. Fiel a esa tendencia, Bazán ha realizado esculturas de variados formatos, técnicas diversas, múltiples materiales y temas, donde el centro de atención parece ser el acto mismo de transformación de la materia como gesto estético y eminentemente humano”.