Dr. Barbahan
Literatura
Síntesis biográfica
Durante su niñez vivió en La Ascensión, Nuevo León, pero en
1960 su familia se trasladó a San Luis Potosí, al Barrio de San
Miguelito; después de cursar el bachillerato en ciencias en el
Instituto Cultural Manuel José Othón eligió como su carrera
profesional la Ingeniería Química en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, y gracias a los cursos que llevaba en el
Departamento de Físico Matemáticas en la ahora Facultad de
Ingeniería, convivió con los estudiantes de la Escuela de Física que cursaban física y matemáticas, esto lo orilló a decidir
cambiarse a la carrera de Física.
Dado el ambiente que se vivía, muchos de los estudiantes graduados regresaban después del posgrado para incorporarse como catedráticos para formar a los nuevos físicos. El pensamiento reflexivo, la discusión de ideas y la invitación a lecturas de todo tipo enriquecían las charlas, esto se convirtió en una forma de preservar la memoria y de ejercitar el diálogo y la construcción de crónicas; estas experiencias le sirvieron para desarrollar sus historias que después darían vida a su colección de cuentos.
Posteriormente, organizó actividades y llevó cursos en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional. Al poco tiempo el ingeniero Eduardo De la Rosa, jefe del Laboratorio de Electrónica del Instituto Nacional de Astrofísica Óptica y Electrónica (INAOE) en Tonantzintla, Puebla, le ofreció el puesto de responsable del laboratorio y trabajó por un tiempo ahí.
A principios de la década de 1980 regresó a San Luis Potosí y era frecuente verlo de visita en el Instituto de Física (antes Escuela de Física) en donde participaba en algunos seminarios y cursos, finalmente se inscribió en la Maestría en Ciencias, en donde a la par de sus estudios comenzó a dar cátedra en esta universidad. Después de un tiempo comenzó a escribir, pasó de la narración oral a la escrita y sus cuentos se publicaron en la revista de divulgación y cultura científica El Cronopio. Sus primeras obras se centraron en el manejo de ideas científicas fundamentales, donde trató de reflejar los conceptos científicos que giran en torno a dicha idea, con conceptos claros explicados mediante situaciones cotidianas y de tal manera que de forma imperceptible el lector es llevado a eventos en los que se observa la influencia de alguna ley natural sobre la situación de los personajes.
El Dr. Barbahan se definía más como escritor que como físico, de esta manera contribuyó en la formación de muchas generaciones de ingenieros y físicos. Fue un escritor del pueblo, renegando de la cultura oficial y criticándola, mostró lo que es la contribución al desarrollo del conocimiento popular a través de la literatura, con un estilo irreverente que socavaba las estructuras sociales convencionales.
Destacó no sólo como docente y como escritor, fue precursor del programa de divulgación científica La ciencia en el bar; además, fue entrenador de atletismo de varios seleccionados nacionales chihuahuenses, incursionó en la carpintería y en otros oficios que heredó de su familia materna, pero sus cuentos lo convirtieron en referente de la cultura popular potosina, y al jubilarse de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, determinó continuar con su destino de escritor.
En enero de 2021 una noticia sacudió a la población potosina con el siguiente comunicado:
Bueno, creo que llegó el momento de la despedida, viví contento, me voy contento, nunca me interesó el dinero, solo el necesario, una vez que entras al covid, ya solo eres una hoja seca que arrastra el vendaval (Azuela, Los de abajo), no estén tristes porque ni yo estoy triste, estoy agradecido con la vida, gracias por todo a ustedes… Y gustazo haberlos conocido, gracias, gracias.
Así se despedía Miguel Armando Alvarado Alejo, el célebre “Dr. Barbahan” en su cuenta personal de Facebook, quién como bien mencionó, vivió intensamente y falleció el 21 de enero de 2021.
Escritor de poesía y varios cuentos, entre los que destacan: Jacinto, El Cazador de Ballenas, Un Profesor Incorruptible, Jesusito, entre otros.
Dado el ambiente que se vivía, muchos de los estudiantes graduados regresaban después del posgrado para incorporarse como catedráticos para formar a los nuevos físicos. El pensamiento reflexivo, la discusión de ideas y la invitación a lecturas de todo tipo enriquecían las charlas, esto se convirtió en una forma de preservar la memoria y de ejercitar el diálogo y la construcción de crónicas; estas experiencias le sirvieron para desarrollar sus historias que después darían vida a su colección de cuentos.
Posteriormente, organizó actividades y llevó cursos en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional. Al poco tiempo el ingeniero Eduardo De la Rosa, jefe del Laboratorio de Electrónica del Instituto Nacional de Astrofísica Óptica y Electrónica (INAOE) en Tonantzintla, Puebla, le ofreció el puesto de responsable del laboratorio y trabajó por un tiempo ahí.
A principios de la década de 1980 regresó a San Luis Potosí y era frecuente verlo de visita en el Instituto de Física (antes Escuela de Física) en donde participaba en algunos seminarios y cursos, finalmente se inscribió en la Maestría en Ciencias, en donde a la par de sus estudios comenzó a dar cátedra en esta universidad. Después de un tiempo comenzó a escribir, pasó de la narración oral a la escrita y sus cuentos se publicaron en la revista de divulgación y cultura científica El Cronopio. Sus primeras obras se centraron en el manejo de ideas científicas fundamentales, donde trató de reflejar los conceptos científicos que giran en torno a dicha idea, con conceptos claros explicados mediante situaciones cotidianas y de tal manera que de forma imperceptible el lector es llevado a eventos en los que se observa la influencia de alguna ley natural sobre la situación de los personajes.
El Dr. Barbahan se definía más como escritor que como físico, de esta manera contribuyó en la formación de muchas generaciones de ingenieros y físicos. Fue un escritor del pueblo, renegando de la cultura oficial y criticándola, mostró lo que es la contribución al desarrollo del conocimiento popular a través de la literatura, con un estilo irreverente que socavaba las estructuras sociales convencionales.
Destacó no sólo como docente y como escritor, fue precursor del programa de divulgación científica La ciencia en el bar; además, fue entrenador de atletismo de varios seleccionados nacionales chihuahuenses, incursionó en la carpintería y en otros oficios que heredó de su familia materna, pero sus cuentos lo convirtieron en referente de la cultura popular potosina, y al jubilarse de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, determinó continuar con su destino de escritor.
En enero de 2021 una noticia sacudió a la población potosina con el siguiente comunicado:
Bueno, creo que llegó el momento de la despedida, viví contento, me voy contento, nunca me interesó el dinero, solo el necesario, una vez que entras al covid, ya solo eres una hoja seca que arrastra el vendaval (Azuela, Los de abajo), no estén tristes porque ni yo estoy triste, estoy agradecido con la vida, gracias por todo a ustedes… Y gustazo haberlos conocido, gracias, gracias.
Así se despedía Miguel Armando Alvarado Alejo, el célebre “Dr. Barbahan” en su cuenta personal de Facebook, quién como bien mencionó, vivió intensamente y falleció el 21 de enero de 2021.
Escritor de poesía y varios cuentos, entre los que destacan: Jacinto, El Cazador de Ballenas, Un Profesor Incorruptible, Jesusito, entre otros.
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Fecha de última modificación: 20 de diciembre del 2022, 16:22
Información proporcionada por:
Red Nacional de Información Cultural
Coordinación Nacional de Desarrollo Institucional/SIC
u-meaa
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