Entre el segundo y tercer sábado de febrero se rinde culto al agua. Le llaman con un nombre de mujer: "María Valdés". Y aunque nadie sabe con certeza cuándo comenzó esta tradición, cada año sin falta los habitantes de Erongarícuaro acuden puntuales a su cita con ella para pedirle que siga brotando desde los manantiales y no falte su presencia vital en el pueblo. Cada año se realiza esta fiesta carnavalesca, justo en el sitio de los manantiales que alimentan Erongarícuaro, ubicados a 4 kilómetros de la comunidad llamada La Zarzamora, en los límites entre Erongarícuaro y Pichátaro. Por la inaccesibilidad del terreno donde están los manantiales, años atrás la gente salía a pie desde el día anterior a la fiesta para acampar allí, pero ahora que ya han transporte hasta La Zarzamora, se van al amanecer y como a las once del día un grupo de doncellas cumple la encomienda de limpiar los sitios por donde brota el agua, mientras el pueblo grita “¡Ven María Valdés, sal María Valdés!” Los personajes de carnaval que acompañan esta fiesta son un falso sacerdote, un caporal, un caballo, un toro llamado “El Tamarindo”, un grupo de novios que participan en bodas ficticias y una banda de músicos. Tras la limpieza de los manantiales, el pueblo sigue entre fiesta y danzas la ruta de “María Valdés” y en cada toma de agua se realiza una boda ficticia hasta llegar a Erongarícuaro. Antiguamente la fiesta concluía en la pila de la plaza que abastecía a la población.

Erongarícuaro, Michoacán de Ocampo

del 1 de febrero