Dedicada al Santo Patrono de la Villa, San Félix I, personaje de origen romano que dirigió a la Iglesia Católica de 269 a 274 d.C. En las portadas se insinúan detalles manieristas, aun cuando la principal es más sobria y contrasta con la ornamentada torre de dos cuerpos y motivos vegetales a base de argamasa. El interior es de una nave de cinco tramos, cubierta de bóvedas de lunetos y cúpula octagonal. A lo largo de esta, se hallan dispuestos algunos altares del S. XVII provenientes del Carmen. El altar principal es de estilo neoclásico y cuenta con una escultural de San Félix.

La edificación de la ermita fue el primer testimonio material de devoción, que por algunas referencias se cree que se construyó en los terrenos donde ahora queda el ex convento de Santa Clara. Posteriormente, en 1613 la comunidad obtuvo un permiso para la edificación de la iglesia, comenzando su construcción en 1614. La iglesia actual es una reconstrucción realizada a finales del S. XVIII y fue costeada por su capellán, el bachiller Juan José Rodríguez de San Miguel. Conserva restos de retablos de la primera mitad del siglo XVII.