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Catedral de Nuestra Señora del Rosario

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Catedral de Nuestra Señora del Rosario


Obregón s/n
Centro 
CP 80000, Culiacán, Sinaloa

Datos generales

A pesar de haber sido concebida como el edificio sede para una diócesis, la Catedral de Culiacán no cumple con los requisitos espaciales pertinentes para el caso, al no haberse ejecutado bajo el modelo de planta basilical, de tres o cinco naves. Esto fue advertido por el sucesor de Uriarte y Pérez, el Dr José María de Jesús Portugal, quien lamentó “que este templo no haya sido construido con sus tres naves, como todas las grandes iglesias catedrales”. La Catedral de Nuestra Señora del Rosario está construida de ladrillo y piedra. Muestra una planta arquitectónica que siguió el modelo de templo parroquial, con una nave de cruz latina, cubierta por bóvedas de arista y en el crucero, una cúpula elipsoidal que se apoya sobre un tambor octagonal. La fachada poniente muestra la portada principal resuelta bajo un esquema muy sencillo, con un ingreso en cantería formado por un arco de medio punto que se apoya sobre pilastras jónicas, éstas son de fuste dividido en secciones cajeadas y enriquecidas con motivos florales. El arco se exorna con dovelas también cajeadas y ornadas por flores, cerrando en una clave señalada con el anagrama de María. Este ingreso se enmarca dentro de dos pares de pilastras sencillas, las que sostienen una cartela adornada con guías vegetales, que a la letra dice “EL EXMO. SR. DR. D. LÁZARO DE LA GARZA Y BALLESTEROS PRINCIPIÓ ESTE TEMPLO EL 22 DE MAYO DE 1842”. Y sobre ésta se hallan dos ventanas corales, de medio punto y enriquecidas con follajes y lacería. Remata este sencillo imafronte el cuerpo del reloj, de forma semicircular interrumpido en dos recortes elípticos y enriquecido por un cornisamento engalanado con follajes y rematado por una escultura en bronce del Arcángel Miguel. La carátula del reloj es circundada por una sobria corona de guirnaldas. Realzando la fachada, dos esbeltas torres de tres cuerpos cada una, los dos cuerpos bajos son cuadrangulares, abiertos por arcos de medio punto y cornisas enriquecidas con ornamentos gotizantes y retropilastras en las esquinas. El tercer cuerpo es octagonal y sobre él descansa un cupulín de tambor con óculos elípticos y una bóveda gallonada. Los accesos de las fachadas laterales son arcos de medio punto, enmarcados dentro de sencillas portadas de corte neoclásico, donde dos columnas toscanas sostienen un entablamento sobre el cual descansa un frontis triangular, todo aderezado por ornamentos de carácter vegetal. En el entablamento de la portada que mira al sur aparece una cartela que dice “EN 1855 CONTINUÓ EL IMO. S.D.D. PEDRO LOZA”, en tanto que la del norte expresa que “EL EXMO. SR. D. JOSÉ DE JESÚS URIARTE TERMINÓ ESTE TEMPLO EL AÑO DE 1885”. Del interior del templo catedralicio destaca la ornamentación neoclasicista de los paramentos, con grandes pilastras empotradas y sobrios entablamentos exaltados con metopas y triglifos, que hacen un sensible contraste con los exquisitos retablos neogóticos que se encuentran en las capillas del crucero. Además de las notables escenas representadas en las pechinas que sustentan la estructura de la cúpula; allí cuatro figuras en alto relieve policromos personifican a los cuatro evangelistas. El actual retablo principal es un agregado que se colocó en 1956, sustituyendo al original baldaquino ecléctico que exaltaba el presbiterio. Así de entre otras alteraciones y adaptaciones desafortunadas que el edificio catedralicio ha padecido, la que mayor polémica ha causado, es la que en perniciosa acción se retiró el incomparable púlpito neogótico, magnífica talla en madera complemento de la capacidad para deleite histórica del inmueble.
Datos históricos

En el sitio fundacional de la ciudad de Culiacán, dentro del contexto que ocupara la Antigua Plaza de Armas, se encuentra la Catedral de Nuestra Señora del Rosario. Construida para sustituir a la primitiva parroquia de la antigua Villa de Culiacán, que a principios del siglo XIX era asiento ya del entonces Obispado de Sonora, y que según la visión del sexto obispo Dr. Lázaro de la Garza y Ballesteros, ese templo resultaba ya insuficiente para las necesidades que la sede episcopal requería. Es así como se emprende la obra, colocándose la primera piedra el día 22 de mayo de 1842. Estando levantados los muros a poco menos de dos metros de altura, la obra se interrumpe, ya que el Dr. de la Garza deja el cargo de obispo, para ocuparse del Arzobispado de México. En 1855, bajo el patrocinio del Dr. Pedro Loza y Pardavé se reanuda la obra, con la participación del Br. Miguel Lacarra, en ese tiempo párroco en Imala. La obra es interrumpida de nuevo, tras la promulgación de las leyes de Reforma y continuada después por el obispo José de Jesús Uriarte y Pérez, terminando la obra en 1885, poco antes de su fallecimiento.
Trascendencia

Patrimonio arquitectónico
 
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Fecha de última modificación: 9 de julio del 2010, 14:27
Información proporcionada por:
Red Nacional de Información Cultural
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