Este es uno de los más antiguos edificios en Mazatlán. Fue probablemente construido a finales de la década de 1840. Lo que puede ser determinado por la fachada prácticamente sin decoración, libre de los ornamentos que estaban de moda veinte años después. Desde que fue construido, albergó varias importantes compañías comerciales de Mazatlán, las cuales conservaron el mismo nombre (La voz del pueblo). La casa en el segundo piso fue generalmente usada por el gerente, mientras que la que se localiza en la parte superior en la esquina de Constitución y Niños Héroes (ahora en ruinas), era usada por los empleados alemanes que venían a trabajar a la firma hasta que contraían matrimonio. Es prácticamente el único edificio en la ciudad cuyos balcones de hierro aún permanecen en su riel de madera.

Patrimonio arquitectónico