Se sabe que originalmente la edificación era de muros de vara, y cubierta por un techo de rastrojos. Esta fue incendiada alrededor de 1610 durante una rebelión indígena, y reconstruida entre 1630 y 1640 con muros de adobe y techo con vigas de madera. Para 1785, según lo acotado por Fray Antonio de los Reyes en su visita pastoral, la misión de Tehueco estaba ya bastante deteriorada. Actualmente existen sólo restos de la estructura de adobe del presbiterio, con su arco de gloria y un vano que comunicaba hacia la sacristía, de la cual únicamente resta parte del paramento exterior con su puerta independiente hacia el atrio. Aunque testimonios gráficos dejados por el ingeniero Filiberto Leandro Quintero, en la década de los cuarenta, asientan que el templo todavía contaba con restos de aplanado en los muros, además de las dos portadas laterales, resueltas con arcos de medio punto circunscritos dentro de un sencillo enmarque de jambas simples, con imposta de finos resaltos, clave exaltada y una cornisa por remate. Igualmente, se advertían algunos restos de piezas de la madera que integraba el techo, vigas y ménsulas de recorte mixtilíneo, que descifraran un lenguaje barroco.

En la región norte de Sinaloa, a escasos kilómetros al poniente de El Fuerte se encuentra la antigua misión jesuita de Tehueco. Sitio donde todavía hoy los indígenas mayos realizan los ancestrales ritos de la pascola y danza del venado, aprovechando para ello el yermo espacio que ocupara el antiguo y extenso atrio. Simultáneamente, junto al templo actual se encuentran las ruinas de la vieja misión jesuita de Tehueco, establecida a principios del siglo XVII, con la intención de evangelizar a la belicosa nación tehueca.

Patrimonio histórico y arquitectónico