En el antiguo Real de Minas de El Rosario, una gran parte de las fincas construidas dentro del periodo de mayor bonanza durante el siglo XVIII, desaparecieron a consecuencia de los trabajos en las minas, provocando graves daños desde los cimientos hasta colapsar la totalidad de las estructuras. Son pocos los vestigios que actualmente quedan del origen de este antiguo mineral. Entre ellos destaca un inmueble ubicado en la esquina noroeste de la confluencia entre las calles Ángel Flores y Zaragoza. Construido muy probablemente durante la primera mitad del siglo XVIII, con muros de mampostería, y cubierto con maderamen y asiento de teja. Aquí las formas barrocas se advierten en puertas y ventanas, a través de sus robustos enmarques profusamente elaborados. Describiendo un partido arquitectónico en L muestra una cubierta de teja a dos aguas, apoyada en espesos muros de mampostería, y una pilastra de piedra empotrada en la esquina. Los vanos predominantemente se enmarcan mediante vigorosas jambas y dinteles enriquecidos gracias a un cajeado continuo, el cual sólo es interrumpido con el sencillo motivo de ornato que ostentan las claves. Realmente interesante es, en esta finca, el rostro de un céfiro que expele ondulantes vírgulas de viento, plasmados en la piedra clave de una de sus puertas. Originalmente contaba con un portal hacia el frente, con la intención de restituírselo se intervino el edificio. Desafortunadamente tal acción mostró la evidente ausencia de un ejercicio de investigación y prospección histórica, en consecuencia, la falta de conocimiento en la materia propició el error de utilizar elementos procedentes de un inmueble ajeno a éste, el desaparecido Portal de la Oración. Inclusive llegando a colocar de manera forzada piezas que no le correspondían, hubo sitios donde se agredieron de forma irreversible algunas secciones de columna, además de colocar claves ajenas a los arcos originales, y las propias se acomodaron inexplicablemente como ornamento en las enjutas de los arcos.

Patrimonio arquitectónico