Estas pinturas de indígenas huicholes, obra de María Luisa González Aréchiga, nacen del vértice en que realismo y surrealismo se funden en una sola cosa. En realidad viva palpitante, producto del sueño y del misterio. Ella capta y fija la realidad de su modelo, y luego al plasmarla en el lienzo, la satura, la envuelve y le da atmósfera cromática tal, que lo real, lo cuántico, cobra matices de irrealidad. Y no se sabe si estos huicholes de María Luisa surgen de la irrealidad, o al contrario. En el vértice realismo-surrealismo se funden en una sola llamada existencia y sueño.