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Danza del Pochó

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Danza del Pochó
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Clave

AM3-TAB-1-29
Ámbitos representados por el elemento

Prácticas sociales, rituales y actos festivos
Ubicación geográfica y alcance del elemento

Local
Nombre de las comunidades involucradas

Municipio de Tenosique de Pino Suárez, Tabasco
Descripción del elemento

La danza del Pochó es un ritual mágico y mítico, que se baila por las calles de Tenosique, Tabasco, desde el primer domingo después del 19 de enero, y los domingos siguientes hasta el martes de Carnaval, incluyendo el día de la Candelaria, en la que participan alrededor de 2 mil danzantes.
Su origen se basa en un antiguo acontecimiento que se cuenta sucedió en tiempos anteriores a la Conquista de los españoles. La región que actualmente ocupan los municipios de Centla, Jonúta, Balancán y Tenosique del estado de Tabasco, era habitada por pobladores de habla maya y se llamaba Acalan, también llamada Xicalan por los mexicas o aztecas, que habían asentado su poderío en la zona. Acalan tenía como capital a Itzamkanac que se componía de caseríos asentados a la margen del río Usumacinta y dentro de la espesura de la selva; mientras que en el municipio de Tenosique existían centros ceremoniales muy importantes como Boca del Cerro, Panjhale, El Shotal y Pomoná. En estos lugares los pobladores efectuaban ofrendas a los dioses de la naturaleza tales como Itzamna (dios de la sabiduría), Yumka (dios de la naturaleza), entre otros, como un tributo por cuidar de la selva, la cual les proporcionaba lo necesario para vivir. Dentro de las ceremonias rituales existía una danza muy especial que se ejecutaba antes y al regreso de la caza del balam (tigre americano o jaguar) que se atrapaban con la finalidad de domesticarlos y utilizarlos como instrumentos de cacería de presas grandes tales como el venado, el tapir, etc. Para ello, los hombres se ataviaban con una vestimenta muy extraña cubriéndose de hojas, flores, mantas y una máscara muy grotesca, acompañados de un instrumento sonoro dando una impresión de terror y miedo. De esta manera marchaban al interior de la selva en busca del balam. La cacería consistía en acercarse a la madriguera de los jaguares hembra produciendo ruidos estrepitosos y con su vestimenta grotesca lograban espantar al jaguar abandonando a sus cachorros, los cuales eran atrapados y llevados hasta los poblados para ser domesticados. Cuando los hombres no lograban retornar al poblado con la luz del día, dormían en las espesuras de la selva y muchas veces eran atacados y devorados por los jaguares que seguían sus rastros en busca de sus cachorros. Así transcurría la vida cotidiana de los habitantes del pueblo llamado Cojoé, asentado en la espesa selva (perteneciente a Tenosique) cercano al territorio del Petén guatemalteco, cuando fueron acosados constantemente por un dios maligno, llamado Pochó, el cual no soportaba ver que los cojoes fueran felices en una convivencia armoniosa con la naturaleza. El dios Pochó influía con su poder a las mujeres y doncellas de aquel pueblo, obligándolas en contra de su voluntad a dedicarse en cuerpo y alma al dios malvado, convirtiéndolas en pochoveras (aliadas o sacerdotisas) que se encargaban del cuidado de su altar y manteniendo vivo el fuego del mismo, a tal grado que no les quedaba tiempo para darles atención a sus hombres. Los cojoes, cansados de esta terrible desgracia, unen sus fuerzas, tanto hombres como mujeres, para planear la forma de dar muerte al dios malo y así acabar con el poderío que los acechaba, utilizando para ello al balam o jaguar; que podía ver físicamente al dios Pochó que era un ser espiritual, ya que para ellos el balam era sagrado y por lo tanto representaba un poder invencible en la selva. Armados de valor, hombres y mujeres se internaron en la selva y se ataviaron de una indumentaria muy especial a manera que pudieran confundirse con la vegetación del lugar, razón por la cual los hombres son llamados también hombres de madera; las pochoveras se vistieron de colores chillantes ya que el plan consistía en llamar la atención del dios Pochó, ejecutando una danza al son de una melodía triste y alegre a la vez, producida por un tambor y un pito de carrizo. De esta manera lograron que el dios malvado se acercara a las pochoveras, momento que los hombres aprovecharon para atacarlo con sus jaguares o balamnes. Una vez derrotado y herido de muerte, el dios Pochó fue llevado hasta la plaza principal del pueblo para que toda la gente pudiera ver su fin y de esta manera cojoes, pochoveras y balamnes regresaron a sus casas con la seguridad de que el bien, una vez más, había triunfado sobre el mal
En la actualidad, la organización de la danza inicia unos días antes cuando los danzantes designan al Capitán del Pochó, situándose frente a la casa del electo y arrojando al techo frutas de la región y otros objetos pequeños, hasta que el propietario sale a la puerta y anuncia que acepta el cargo. Este acto se incorporó a la danza con la finalidad de preservar su existencia y evitar que muera la tradición. Los danzantes se reúnen en la casa del Capitán del Pochó atraídos por el sonido de la caja al son de "la llamada", que empieza desde la madrugada del domingo, van llegando para incorporarse al grupo cojoes, pochoveras y jaguares, y se prepara todo lo necesario para su vestuario, hasta llegado el momento de la partida a los lugares donde se ha establecido que se bailará la danza, para concluir en la plaza principal. Cuando se ejecuta la danza los personajes interactúan y conviven con el público. Después de "recoger los pasos", es decir, de ir caminando en sentido contrario a los recorridos de la danza, se instalan por la noche en la casa del Capitán saliente, con el fin de asistir a la muerte del Pochó. La escena se desarrolla como si fuera un velorio; se recuerdan incidentes y anécdotas de la temporada, lamentando que haya concluido. Se comen tamales, dulces y conservas, mientras que el tamborero toca toda la noche sin cesar y al despuntar los primeros rayos del sol, se hace cada vez más lento, indicando la agonía del Pochó, que dura unos momentos. Cuando el tambor se silencia, el Pochó ha muerto; los presentes dan muestra de una gran pena, se abrazan, y se despiden hasta el próximo año.
Funciones sociales y culturales

La realización de la danza del Pochó constituye una de las principales expresiones de la identidad cultural de la comunidad de Tenosique. De igual manera, representa un factor de cohesión de la población local.
Riesgos

Con la llegada de los españoles se modificó mucho la indumentaria de la danza, así como su duración (reduciéndose a solo algunas horas), pero su motivo se mantuvo en pie gracias a la gente del municipio de Tenosique.

Los evangelizadores trataron de unir la danza a las celebraciones de San Sebastián pero, conocido su origen y motivo; fue rechazada por la iglesia, por lo cual no pertenece a ningún grupo religioso y se estableció que se ejecutara en tiempos de carnaval, originando que se conozca a la danza como EL JUEGO MAYA DEL POCHÓ.



 
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Fecha de última modificación: 5 de octubre del 2012, 10:19
Información proporcionada por:
Red Nacional de Información Cultural
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